CDMX,
Mx.- (OICS).- Alejandro Terán camina
con dirección a la calle de Francisco I. Madero en el centro histórico de la
ciudad de México; camina bajo la lluvia, sin prisa pero con paso firme. Es una
tarde de junio y las piezas de arte de Michelangelo y Leonardo Da Vinci llegan a Bellas Artes. Después
de dos cuadras ya ha recibido varios saludos por parte de las personas que se
encuentra en su caminar. En las manos lleva un equipo de sonido con micrófono.
La pregunta es inquieta -¿Cómo te va, Chapulín? - Voltea, observa centésimamente,
sonríe y contesta - mientras mueve la mano extendida oscilando - "más o
menos; pero ya vamos a darle".
Cruzamos el eje central - Lázaro Cárdenas
- y varias personas en sus autos le pitan para saludarlo; hacen suya la
nostalgia que provoca el personaje del final del siglo XX; de igual forma,
otros transeúntes más jóvenes con la cara mojada le alzan la mano, le chiflan o
le gritan "¡A huevo, Chapulín! ó ¡Qué tranza, Chapulín! Él los saluda con
normalidad y alegría.
El personaje
Es Chiapaneco; vive en Ticoman, en el
D.F., pero ha viajado desde Chiapas hasta Tijuana; ya lo han entrevistado
antes, incluso luce más delgado y su vestimenta ha cambiado. La moda de
Alejandro Terán, de mantener viva la esencia del "Chapulín Colorado"
y el "turismo total", se ha expandido por el país. Se autonombra un
idealista; a muchos les ha demostrado su conocimiento, humanidad y cultura
general con sus canciones o charlas de ocasión. Escribió un libro, pero se lo
robaron en un albergue; ahora escribe otro y se aferra a un sueño para ayudar a
los demás en su posición.
Alejandro camina por las calles del centro
histórico, desde Garibaldi hasta Salto del Agua, entre los andadores de Madero
y 16 de Septiembre encuentra mayores turistas para ofrecer su escena. Ha
viajado por toda la república desde hace más de 8 años; sus primeros seis meses
como actor escénico callejero, fue cuando andaba de andanza por Ensenada,
exactamente en Tlaquepaque; ahí fue donde entró en crisis por cuestiones
económicas: Entonces surgió el "Chavo del Ocho" en primera instancia.
"El atuendo lo conseguí en los tianguis de chacharas y ropa usada; primero
encontré la playera rayada y el gorro igualito; después un pantalón de brinca
charcos que tuve que remendar y lavar, y finalmente las botas, a las que les
hice unos agujeros para que se metieran las estrellas; al andar por Ensenada,
me encontré a Don Ramón".
La adaptación y el cantante
"Fueron seis meses en los que trabajé
con Benjamín Villegas, caminábamos por las calles y los niños nos señalaban;
pero yo presentaba el show cuando decían 'mira mamá es el chavo del ocho' y yo
respondía '¡Y Don Ramón!'. Sin embargo,
tuve muchos problemas para trabajar con él, se enojaba mucho con los niños y le
dije 'si andas en esto pues debes de comportarte'" pero "Don Ramón"
nunca entendió y decidió separarse del otro personaje; al mismo tiempo, decidió
cambiar al "Chapulín Colorado"; "porque también tiene mayor
presencia escénica y siempre anda sólo".
Alejandro ha trabajado como mecánico en
motocicletas, técnico en electricidad, herrero, reparador de lavadoras, "a
lo mejor no tengo un titulo de la educación oficial, o cultura más bien, pero
la escuela del mundo es la buena; le doy clases de práctica a los jóvenes que
estudiaron algo parecido, porque no tienen la visión para ingeniárselas como yo
u otra persona experimentada".
Antes viajaba con una guitarra de madera
que modificó con adaptaciones electrónicas, "utilice diferentes partes de
aparatos electrónicos con un motor de lavadora; lo cual hizo que sonara
extraño, pero con un sonido muy bonito". Ahora consiguió un aparato de
sonido con pistas y micrófono; los mariachis lo contratan en la Plaza de
Garibaldi para cantar a las parejas; "tiene un plus por el disfraz"
dicen algunos mariachis.
El "Turismo total" del Chapulín
El "Chapulín Colorado", ha
vagado por muchas partes. "A mi forma de vivir, le llamo 'turismo total',
porque es un turismo que nunca se termina y que a mí me deja para comer y
sobrevivir, recorriendo las calles y conociéndolas como en realidad son, no
como las anuncian en viajes de agencias u otras cosas así; en realidad las
personas nunca conocen a fondo los lugares que visitan", afirma.
En sus andanzas, cómo la mayoría de los 17
mil 366 indigentes de México - según datos internacionales de la CEPAL - se ha
presentado con varios problemas en su recorrido por el país; incluso ha vivido
en diferentes casas hogar, casas para indigentes o albergues, de los cuales
dice, "la mayoría sólo son casas para que, de ellas, vivan los burócratas
y los políticos 'chonchos'". Ha visto el abuso sobre los migrantes, ha
dormido con ellos en condiciones inhumanas, sin respeto, incluso habla sobre un
albergue que se encuentra a un costado de la Plaza de Garibaldi: "La
pensión para caballeros".
[Recientemente el tema de los albergues saltó a la opinión pública por el
rescate de 600 menores que vivian en condiciones infrahumanas en el albergue
"La Gran Familia", a cargo de Rosa del Carmen Verduzco, alias
"Mamá Rosa", quien tiene denuncias por abusos sexuales y venta de
órganos ante los infantes que son hijos y/o hijas de prostitutas, drogadictos,
delincuentes o "niños de la calle".]
"Hay albergues de todo tipo, pero la
mayoría son nidos para que los 'burócratas' vivan de ellos (de los indigentes);
mira yo pague 30 pesos por una noche y dormí con más de cien personas en un
cuarto, no me dieron alimento ni dejaron que me aseara. Sacan 4 mil pesos en
una noche. Esas no son condiciones para
ninguna persona, por eso hay robos, violaciones y otras malas acciones; por eso
hay tanto indigente durmiendo en las calles, porque les va mejor que en los
albergues, principalmente aquí, en el Distrito Federal; no hay respeto, está
muy sucio, no puedes quedarte al otro día, no hay donde lavarse, esos 30 pesos
es un robo, porque aparte no pagan impuestos; no cumple con lo que debe cumplir
una casa hogar o albergue como este".
¡Oh! ¿Y ahora quién podrá defendernos?
Por ese motivo, el "Otro Chapulín
Colorado" - cómo lo nombraron en Mexicali - responde a la cuestión que
preocupa a cientos de indigentes mexicanos y/o migrantes centroamericanos:
"¿Y ahora, quién podrá defendernos?" ya que busca quién le pueda
rentar una casa de forma barata y poder fundar una casa hogar comunitaria para
indigentes, donde los traten dignamente y no sufran abusos; también para que
les enseñen a ser mano de obra útil; "yo soy un idealista, porque prefiero
ser soñador que un matador de sueños; siempre sueño con darles un techo y
darles una comida, y esa es la intención: que no sólo sean un estorbo más al
mundo".
Según la filosofía del Sr. Terán, un
indigente sólo necesita un techo, comida y amor para aportar a la sociedad
cualquier beneficio material y humano; hay que jugarsela; toda la vida se la
juega uno; y más vale jugársela por una causa.
Mira, si tú quieres hacer algo, bueno o
malo, sólo hazlo; no te quedes con las ganas, no pidas permiso o pienses mucho
en ello, sólo hazlo, porque si no sales pues nunca te van a robar, si no lo
intentas nunca vas a fracasar; pero tampoco vas a triunfar.
Una vez decidió jugársela y regresó a
Chiapas. Al enterarse de la promoción turística quiso emplear el "turismo
total" un tiempo; sin embargo, sólo sufrió abusos; incluso por el mismo
gobierno. "A mí me bajaron los zetas de un camión en Chihuahua, te roban y
te tratan de usar en sus fechorías; es lo que le pasa a los centroamericanos,
van por ellos, cruzan la frontera y se traen a varios hasta Chihuahua, lo mismo
pasa en Oaxaca y en Guerrero; afortunadamente a mi no me paso nada grave".
La Crisis y Hermann Hesse
Alejandro Terán, "el otro chapulín
colorado" tuvo una hija, esposa, familia y trabajo, que perdió por el
alcoholismo y por la falta de desarrollo social en Chiapas. En Mexicali
calificaron que su conducta obedecía a una infancia difícil. Él combina sus
sueños.
"Cuando el tiempo se te va pasando;
al ser humano; y ves que no estás satisfecho de ti, y no has hecho lo
suficiente para estar mejor; caes... y luego; si sueñas demasiado y no tienes
poder o sabes que hacer para desarrollarte sólo, humanamente o materialmente,
con una mujer u otra persona; caes en crisis. Cómo los nini's, hoy hay muchos
nini's; pero ellos (los ninis) han hecho un pacto con la miseria y cuando
alguien hace un pacto con la miseria, es lo peor; te lleva la chingada, no
puedes vivir ahí, ya no vive", afirma.
A lo lejos se notan varias personas
cubriéndose de la lluvia, familias e infantes que pasan con "capas de
plástico - para la lluvia -" y jóvenes parejas. El arte europeo sigue
entrando al Palacio de Bellas Artes y la calle se nota semi vacía, entonces
parafrasea a Hermann Hesse - escritor alemán que se volvió suizo - y dice:
"Cuando una religión y una cultura se juntan, toda una generación se
enferma; y yo pienso que en México toda esta generación es endémica. Me pueden
llamar neurótico o como sea, pero ese es mi pensamiento".
"Pero hay de neuróticos a
neuróticos" dice. Los indigentes, sufren además del frío, el hambre y el
rechazo social, "violencia degeneracional"; es decir, el rencor de
los jóvenes por posición de poder y herencia. Lo más agresivo del
"bullying social": En las calles, los más jóvenes golpean a los
indigentes. "A mí me intentó golpear un joven de una porra. Al salir de un
estadio de futbol, uno de los aficionados intentó golpearme, primero me empujó
y me tiró, tal vez como una broma o como una agresión para sentirse mejor; el
chiste es que cuando los demás de la porra se dieron cuenta de mi edad y de mi condición,
pues golpearon al chavo este".
El Chapulín Colorado dice que no le gusta
vestirse normal, le gustó su disfraz porque fue capaz de elegirlo. "Porque
si te das cuenta todos llevan un disfraz; ya sea con gorra, con corbata o con
pantalón de vestir; todos usan un disfraz pero no se aceptan como en realidad
son; yo prefiero este disfraz, que ese disfraz - señala a varias personas
trajeadas que pasan frente a nosotros - porque yo no me estoy escondiendo, no
estoy tratando de enmascarar mi personalidad; yo me estoy rebelando"
afirma.
Y agrega que "Porque los neuróticos
piensan; aunque no les importa y porque ellos (los neuróticos) sólo se dedican
a pensar en lo que no les importa, porque andan huyendo de lo que si les
importa - que son ellos mismos - o que les debería de importar; piensan que estoy
mal. Y sí, en parte, pero este disfraz rebela las personalidades de otros, de
los que están enfrente de mí, si son tacaños, responsables, honestos o
desinteresados, si son alegres o si son enojones; todas esas personalidades se
reflejan enfrente de mí; incluso pasa lo contrario, las personas cambian su personalidad enfrente de mí, sin
embargo yo no cambio mi personalidad con este disfraz".
Vivir por siempre
Sobre la muerte de Roberto Gómez Bolaños,
"Chespirito", Alejandro pregunta si lo estoy grabando, contesto
afirmativo y de sopetón dice: "Yo creo que ese hombre no murió, sino que
vivió.
Cuando un joven de 17 años se le para el
corazón, ese sí murió, porque le faltaba mucho tiempo; pero cuando un hombre de
más de 60 años que ha vivido esa edad, muere; y reclamo mi derecho de cometer
errores; pero en mi caso que ya viví, mal ame, me mal amaron, viaje y cante,
toque guitarra, fui feliz y feliz, me metieron por borracho a la cárcel, salí,
me liberé, estuve en una iglesia, me recupere, tome, me embriague... - me mira
fijamente - ya tuve una hija, ahora tengo una nieta, escribí un libro, me lo
robaron; entonces es cuando puedes decir o entender que el "Chapulín
Colorado" o más bien, un hombre como Chespirito, no ha muerto, sino que vivirá
por siempre. Porque por eso dejo la "CH" en un corazón, la
"CH" de Checskpirito, un Sheckspiere Chiquito, pero también puede ser
de Chingon, o la otra "Ch" de los cruceros, la "Ch" de
Chinga tu madre.
Los hombres del destino tienen que ser
firmes a sus ideas y llegar al final, cualquiera que sea; porque dice un poema,
parece que es de Serrat:
En la vida todo es ir
a lo que el tiempo deshace;
sabe un hombre donde nace
más no donde se va a morir.
Que nunca pierdan al héroe que todos traen
adentro, que les valga madre las críticas, que sean ellos, sean como sean, pero
que sean mejor; las criticas que los engrandezcan, si les gusta bailar cantar y
ser héroes, que lo hagan; pueden hacer una tregua, pero no se rajen nunca. A
veces la vida nos cansa, pero no se rajen.
Mi libro lo voy a volver a hacer, aunque
me lo robaron, lo volveré a escribir, porque lo tengo en la cabeza siempre; no
estoy loco, porque por eso tengo la fe, que es la sustancia de las cosas que no
se ven, cuando un hombre pierde la fe ya perdiste todo.
No importa que la banda sea vulgar o de
barrio, la banda no es pendeja; la banda es genial, nomas hay que saber
encausar esa genialidad.
© OICS 2015